miércoles, 7 de diciembre de 2011

¿Seguimos aprendiendo a través de las tradiciones?

¿CREES QUE LAS PERSONAS SEGUIMOS APRENDIENDO COSAS ESENCIALES MEDIANTE LAS TRADICIONES QUE PASAN DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN? ¿EXISTEN TRADICIONES CULTURALES, FESTIVAS O RELIGIOSAS, VINCULADAS CON LOS CENTROS DE ENSEÑANZA? ¿PUEDEN COEXISTIR TRADICIONES RELIGIOSAS DISTINTAS EN LA ESCUELA?
Las personas nos encontramos en continuo crecimiento a lo largo de todo nuestro ciclo vital. Nuestro sistema cognitivo procesa la información procedente del medio, además de programar y regular patrones de conducta adaptativos. Es decir, mediante esos patrones de conducta adaptativos tan influenciados por el aprendizaje logramos sobrevivir en un medio que puede llegar a ser hostil. Y la tradición forma parte de ese aprendizaje del que hablamos. Podemos considerar la tradición como el mundo de las costumbres, los saberes, las creencias, valores y símbolos provenientes del pasado de un grupo social. Es un pasado que se realiza y se enriquece en el presente, obedeciendo a cambios y permanencias que son representación del trabajo, las relaciones de poder y la simbología del grupo en cuestión. Las culturas evolucionan según las necesidades cambiantes de los ambientes y de los contextos con los que interactúan las personas, y las culturas están repletas de tradiciones que van pasando de generación en generación.
 Además, el sujeto se construye psicológicamente en un contexto sociocultural y por tanto influido por tradiciones, las cuales están repletas de significados y valores. Los valores y creencias son diferentes en cada cultura y por tanto poseen valor en unas culturas mientras que en otras carecen de cualquier sentido, como es el caso de la Navidad en conmemoración al nacimiento de Jesús en cuanto a la religión católica, siendo algo indiferente en otra religión.
Las tradiciones perpetuan la continuidad de la cultura de un pueblo, y las reglas de conducta se “graban” mediante la educación en cada nueva generación asegurando así esa continuidad, haciendo uso a su vez de signos simbólicos del lenguaje. En las culturas primitivas la tradición se mantenía oralmente, a través de la familia, de la comunidad local... En las sociedades avanzadas, además de la familia, es la escuela la que se encarga de transmitir esas tradiciones. Podemos ver claros ejemplos en las celebraciones especiales de los colegios, incluidos los públicos, a la hora de celebrar la Navidad, la Semana Santa, etc.
Mediante la transmisión de estas tradiciones aprendemos aspectos esenciales en nuestra vida, como son las normas de conducta, gastronomía, medicina natural, hábitos… Y es también a través de las tradiciones, que el sujeto comprende su historia y la historia en general, y le da un sentido de pertenencia al grupo, dotándole de significado. Las manifestaciones culturales de las comunidades radican en las necesidades básicas del ser humano: interactuar con el otro, reafirmar la fe, reivindicar la herencia cultural. La escuela puede ser el lugar de realización de las actividades lúdicas de niños y adultos y tantas otras experiencias vivenciales que agrupan a la comunidad y que sirven para el aprendizaje del niño.
La escuela debe reflexionar y reestructurar el sentido y el significado de la tradición, apartando el discurso político existente hasta hoy y vinculando la reflexión con lo socio-cultural y lo vivencial. En la actualidad todavía se considera la diferencia, en general,  como un déficit y respecto a las tradiciones religiosas en la escuela ocurre lo mismo. Para que se dé la integración de distintas tradiciones religiosas en la escuela se debe alcanzar la aceptación del pluralismo, es decir, que en un mismo espacio y tiempo convivan personas de distinta procedencia con estilos de vida y valores diferentes. Se debe buscar el cambio y el intercambio, evitando la segregación. Se trata de lograr un mutuo enriquecimiento y a una transacción de normas, valores, estilos de vida, códigos de comunicación, etc. La diferencia no se ha de percibir como un peligro o como un ataque a la propia cultura sino como enriquecimiento mediante la aceptación, el respeto, el intercambio entre personas y grupos diferentes. Es un reto que implica a toda la comunidad escolar: padres, profesores, alumnos, entorno de la comunidad, y en definitiva a toda la sociedad. Jana Bordés Puche

3 comentarios:

  1. A mí también me parece que sí, que seguimos aprendiendo cosas esenciales a través de la tradición. Y no iría a cuestiones tan elaboradas como la medicina natural, las fiestas populares, etc. Iría a lo más básico. Tomando los ejemplos de niñxs salvajes encontrados en diferentes ámbitos (en bosques y sobreviviendo sin contacto humano, por los propios medios o con la ayuda de otros animales, en corrales en los que se les priva de la interacción social y se les alimenta como a una gallina más u otros ejemplos que se pueden ampliar en el enlace que sigue http://www.uhu.es/cine.educacion/cineyeducacion/temaspequenosalvaje.htm) podemos ver que la tradición no es más que la transmisión de la cultura de una generación a otra, y que sin esa transmisión que se da a través del contacto y la interacción humanas, no existiríamos en tanto que seres dotados de lenguaje y autorreflexión. Sin la transmisión de la tradición, entendida esta como todo lo que nos viene dado culturalmente, tendríamos que aprender siempre desde cero cuestiones que consideramos básicas como andar sobre las dos piernas. Incluso nuestra propia configuración corporal sería distinta. Y aquí yo invitaría a Delia a que nos hable de la tribu Nuba, en la que antes de su contacto con Occidente, los cuerpos de mujeres y hombres eran totalmente indistinguibles mirando todo su cuerpo de espaldas. Laura

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  2. Compis, no me dejaba escribir todo en esta ventana, ni poner fotos. He realizado el comentario en una entrada titulada "Cuando hombre y mujer son iguales físicamente, la tribu Nuba". Delia

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  3. Efectivamente Laura nos convertimos en quienes somos a través de la interacción de la herencia y el entorno. Nuestras características personales afectan a nuestro entorno, que a la vez influye en nuestras características heredadas,creándose una relación continua que produce un individuo único con intereses específicos, capacidades,limitaciones y formas diferenciadoras de responder a las situaciones. O sea, de adaptarnos al medio en el que vivimos, sea cual sea.

    Dos criterios en los que se basa la familia, nuestro primer agente socializador son: uno de orden natural, como la necesidad de cooperación para sacar adelante a los hijos, y otro de índole cultural como las creencias religiosas, filosóficas y las TRADICIONES transmitidas de generación en generación.

    Jana B.

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